Se que no ha sido fácil el camino y me hubiera gustado llevarte de la mano, pero lamentablemente las circunstancias no siempre fueron las mejores o las que yo hubiera querido para ambos.
El corazón se me hace pedazos cada que escucho tu voz, esa voz preocupada e inmadura, pues a tus escasos 21 años tienes una hija en lugar de una carrera, debes comprar pañales en lugar de libros o pagar una colegiatura, no tienes un trabajo estable y no digo que esté mal, pero me da tristeza que tenias potencial para ser algo más.
Te amo con el alma y yo sé que no se puede volver atrás para poder guiarte como lo tuve que haber hecho, solo me queda estar aquí, incondicional, para cuando me necesites.
De nada sirve el arrepentimiento, nunca debí dejarte solo, pensé que estarías bien, pero estuve muy equivocada.
Perdón…
“No asumas nada, cuestiona todo”