A Mi Chica Ruido

Te besé, sobre el dintel de tu boca a mi tonta manera, enamorado claro. Para mí fue como haber conquistado el mundo en un instante, besar con mis labios las constelaciones, pero para ti no fue así. No quería que enfurecieras por un beso robado.

Lo que sentí por ti es muy valioso e inalcanzable que no permitiré que nadie llegue hasta ahí, no quiero que nadie vuelva a entrar a mi corazón de esa manera, llegar hasta ese lugar… no quiero volver a sentir otra cosa.

Cuando yo te beso está mal, cuando tú lo haces está bien. Tú controlas esta situación y yo sin poder defenderme porque no quiero perderte.

Siempre que me hablas brinca mí corazón, me emociona. El problema soy yo, que siempre mal interpreta “tu amabilidad”, tú tan distinguida.  Yo… yo soy un hijo de puta… pero no contigo. No podría, no podría ni siquiera hablar mal de ti, porque eres lo más cercano que he conocido a la perfección.

Te amo, te juro que te amo…

En todas mis vidas lo haría, te elegiría una y otra vez. Te reconocería con cada rostro nuevo, con cada cuerpo nuevo, con cada nueva esencia que irradies. Nunca te haría daño, porque sería cono hacerme daño a mí. En verdad me muero si no estás, a cada día una parte de mí se va apagando, un sentido lo voy perdiendo, mi alma se desgarra.

Nunca me sentí tan triste por la ausencia de alguien, nunca amé a nadie como a ti, nunca volveré a sentir esto por nadie, aunque fuera más amor que este. Te echo de menos ¿sabes?

A veces me es difícil decirte cómo me siento. Porque muchas de esas veces ni uno mismo se entiende, somos humanos después de todo.  Lo único que hago para calmar mis ansias es llamarte, insistirte que por favor no te vayas, decirte que quiero que te quedes, y te suplico por favor que no te alejes. Que lucharé por los dos si es necesario, Tú no tienes que hacer nada, yo me encargo, porque me siento capaz pero no es suficiente. No soy suficiente para ti.

Vemos la vida de forma diferente. Para ti es una situación que se puede controlar, algo que puedes dejar pasar, al fin de cuentas “sólo son sentimientos”. Para mí es una lucha diaria, es llorar, sufrir, gritar a cada noche que los recuerdos llegan. Te llevaste mi verdadero ser, ese que es tierno, detallista, hasta lindo… No lo devuelvas, no lo necesitaré más.

Un día me apagué y caí, no sé si es el fondo pero se siente muy lejos, muy profundo. No te preocupes por mí, no pasa nada yo sabré cómo seguir pero sé que el día que me levante nada podrá conmigo y no quiero que vuelvas más porque sé que me habrá costado más que lágrimas, aunque hoy tu amor me atormenta cada noche y me flagela. Que aún me dueles, que aun pienso en ti y las lágrimas me sofocan a pesar de los años. Me duele el pecho, me duele la frente, me duelen los ojos. Me dueles.

Me dueles y me torturo con nuestras conversaciones, me clavo tus palabras en cada cicatriz, y unas letras más que abran una herida nueva. Como si no hubiera sido suficiente ya.

Todo el bien que me hiciste, todo lo lindo que me hiciste sentir, terminó por derrumbarse, pero aún sigo pensando que el destino no se equivocó al juntarnos

Las historias de amor, suelen ser así. Pocas terminan en un final feliz y muchas otras con sentimientos creados sin cargos de responsabilidad. Y terminan por quebrarnos.

Otras historias de amor acaban como la mía; sin poder seguir, sin poder olvidar, sin dejar de intentar, pero sin parar de fracasar.

Muchas historias acaban crucificando al corazón, así es como muchos vemos al amor, como un tirano, como un salvaje sentimiento que nos arranca la esencia y acaba con nuestro amor propio, con nuestra dignidad, pero en ese momento no lo vemos.

Así es como te recuerdo, como un ruido en mi corazón, un desperfecto en el mecanismo, como cuando algo empieza a fallar, un golpe y se acomoda.

Tú mí chica ruido, tú mis desvelos, tú, por siempre tú.

Fotografía por Jocelyn Catterson