Creo en la muerte como salvación, pero también he sido feliz; como cuando presenté “Diarios de Teca” y mis mejores amigos estaban ahí; como cuando se casó mi amigo Mau y llevé a mamá a Cuernavaca, muchos cholulos egresados del Instituto García de Cisneros, nos embriagamos tanto ese día que varios bailamos música ponchis ponchis aunque tuviésemos raíces darks. Fui feliz cuando entré a la universidad con un alto puntaje y mi abuela me abrazó hasta tronarme todos lo huesos de la espalda. Fui feliz la primera vez que besé a Dania en la boca una gélida noche de septiembre. Fui feliz cuando me compraron mi primera consola de video juegos, que fue una famicom y dejé de mendigar con mis amigos para que me dejaran jugar en sus casas. Soy feliz cuando mis perros ladran cuando entro a mi hogar después de extenuantes jornadas de viaje en los que mis pulmones se hartan de respirar tierra de los páramos y desiertos.

Fotografía: John Kilar | Instagram