Tengo un circuito de conocidos y contados amigos que son una bola de viejos feos y borrachos, siempre lo han asumido con una especie de orgullo; en lo subterráneo, la exclusión se toma como una medalla (kind of) que te ganas al ser auténtico.

Durante años, esa bola de viejos (OK, no es una bola, tampoco están juntos, más bien una red rizomática de bebedores con gustos estrafalarios) hicieron su vida más o menos como les vino en gana, más o más la hicieron como pudieron, y en la mayoría de los casos la vida los hizo a ellos. Nunca quisieron ser más amables, nadie en este mundo parecía merecerse nada para ellos.

Antes meaban la puerta de tu casa si no les abrías, ahora se quejan de que los jóvenes los excluyen; estamos viejos.

Fotografía: John Kilar | Instagram