¿Cuántas veces hemos perdido el tiempo buscando la forma de quedarnos con alguien para siempre?
La mayoría vamos por ahí queriendo retener a alguien, sin disfrutar de su compañía, por esforzarnos en hacer que se quede. Y entonces llegan personas como tú.
Como tú, que me hiciste el verano en pleno enero.
Como tú, que me mostraste los atardeceres más hermosos desde la ventana de la habitación.
Como tú, que le das alegrías, risas y caricias a las almas tristes.
Como tú, que me enseñaste a disfrutarte sin preocuparme de lo que pase mañana.
Como tú, que no pueden quedarse para siempre.
Y es que no eres de aquí ni tampoco de allá. No eres para siempre y jamás lo serás. No eres mío ni de nadie más, tampoco sé si volverás.
Sé que me diste verano en invierno, flores en enero y calor en medio del frío intenso.
A donde quiera que vayas, que los atardeceres de enero cálido por tus brazos te acompañen; que a donde sea que camines, los ecos de nuestras risas te persigan y que acá, donde estoy yo, se quede tu abrazo, tu sonrisa y tu mirada iluminada por el sol que siempre nos hizo compañía.
Fotografía por Katya Mamadjanian.
Le escribo a los amores de mi vida y a las vidas que comparto con mis amores.