Dolió cuando dijiste que saliste con alguien más cuando estabas conmigo.
Que estabas confundido.

Pero eso es pasado.

Y aún así, no tuve nada que perdonarte porque yo no estaba lejos ni ausente.

No fuimos conscientes de entender la situación entre tu y yo.

Nosotros todavía podemos tener un presente que seguir viviendo.

¿Por qué rendirnos? ¿Por qué no continuar? ¿Por qué nos orillamos de despedirnos?

Han pasado algunos días que no se de ti y aunque tuve la iniciativa de preguntar ¿estas bien? y después tú, nos dice todo y a la vez nada.

Sé me hace nudos la cabeza y los sentimientos.

Si supieras cuanto te extraño y todos los instantes en los que te pienso.
Me entenderias.

Por mi parte estoy convencida de que mil veces mejor me sentía cuando estaba contigo.

Quize guardarte un lugar junto con todo lo bello y lo especial, eso que no a todos les suele pasar y nosotros tenemos.

Lo quisimos borrar.
Dijimos frases estúpidas.
Escogimos al tiempo de pretexto.

Yo la terca, tu el razonable.
Brutalmente honesto.
Ni la calma me abrazó en el temblor del adiós.

Recuerda que es posible darle nuevas horas al reloj.

Sé siente el vacío.

Quise descifrar palabras que siempre estuvieron en tu voz.

Quería seguir besando tu cuello y espalda.
Dime si tú también.

Contemos hasta 20, dejemos de escondernos e intentemoslo.
Pensemos si dejarnos fue la solución.

20, hasta 20 y decifremos que aún podemos tenernos.

Fotografía por Lars Wastfelt