Valen y las preocupaciones

Valen tiene 7 años, es hiperactivo y sufre de ADD, tiene serias dificultades de aprendizaje (según sus docentes) y en general su presencia en todo momento y lugar es engorrosa y por eso me cae bien. Porque los adultos no sabemos cómo manejarlo, como si fuera una especie de pequeño tifón humano. Está lleno de curiosidad y eso es lo que lo motiva,no quiere molestar, no quiere hacer berrinches, quiere saber.
Pero me preocupa,me preocupa que sus padres inexpertos ante la situación y preocupados por detalles irrelevantes no se interesen en sus historias ni en sus dificultades, me preocupa que sus compañerxs se rían de el, me preocupa que crezca y tenga las mismas dificultades sociales que su tio o que sea tan superficial como su padre, me preocupa que pierda demasiado tiempo de su vida persiguiendo arco iris, me preocupa, me preocupa, me preocupa.
En el fondo se que Valen va a estar bien. Además, como escuché alguna vez “el peor de nuestros problemas siempre resulta ser algo que jamás se nos habría cruzado por nuestras preocupadas mentes.”
A veces imagino como seria vivir sin preocupaciones en absoluto, una casa en el campo, días grises y preciosos, muchos arboles, pinos venerables con sus ramas llenas de vida, petricor, alcohol y un buen lugar donde pescar. Una felicidad inexpugnable.
Me preocupa despertarme un día y darme cuenta que soy viejo, que no envejeci en la montaña mágica sino en la tierra y que el estado me paga monedas por mis frustraciones laborales.
Un gaje de la vida adulta despreciable si los hay, tener preocupaciones. Podría ahogarlas con alcohol pero sinceramente soy feble y no me gusta vomitar.

Fotografía por Patrick Liebach