Se llaman Wasserläufer, le dijo mientras ella trataba de alejarlos aventándoles agua. Está mucho más fría de lo que pensaban. Wasserläufer, repitió ella. Parecen drones. ¿Te conté que hace un año, más o menos, un dron nos espió por la ventana? Jajaja, no digas mentiras. Bueno, no me creas, le contestó ella. Charlie Kaufman sabe que es cierto, remató ella. Finalmente se metieron de cuerpo completo en las albercas que se forman por el río. Mira, dijo él, alguien grabó 1968 en esta piedra. En esa también, dijo ella. Mil novecientos sesenta y ocho, repitieron los dos. Mil novecientos sesenta y ocho. Otra vez. ¿Compraste los rábanos que te pedí?

Fotografía por DIADA