Ayer, ahora, quizás nunca más,
cómo cuando hacía cara de pato,
duck-face, enamorado/face, tonto “face”,
cuando mis labios crecían
hasta el borde del horizonte.
Y mis brazos en el frío se contraían,
cerca de mi pecho, aún sin tragedia,
pequeñísimo e inofensivo T-Rex humano.
En un espacio sin nombre, sin memoria
ya sin importancia, imagen de antaño.
Así yo las noches, las tardes, la vida
sin saberlo, sorteando ruinas y rastros,
y la tierra, y el lodo, persiguiendo huellas,
el lugar dónde estuvieron tus palabras,
buscándote, con mis labios postrados
persiguiendo tu ausencia, besando el aire.
Fotografía por Anastasia Boichuk
Comienza muy casual, casi indiferente… Te va arrastrando hacia la melancolía, esa que reconoces y recuerdas.