Sentir el tedio

hasta desbordarse en llanto.

¡Qué sentimiento tan potente!

¡Tan sublimador!

Como si la ausencia de una perturbación externa,

de contacto con ese mundo aparentemente cruel,

te revolcara por dentro

hasta hacerte vomitar

en lágrimas

tu propia

condena.

Fotografía por Jocelyn Catterson