No recuerdo cuánto tiempo llevábamos saliendo, pero en mi mente está grabado un día en especial: Teníamos una cita en Reforma 222 y yo ya iba tarde, como siempre. Te distinguí entre la multitud y vi tu silueta, clavé mis ojos sobre ti y recorrí tu cuerpo hasta llegar a tu rostro, tus labios se separaron para dibujar una gran sonrisa y fue entonces que lo sentí, ese tipo de certeza que experimentas una vez en la vida, ese instinto que te dice a dónde ir y te lleva al camino correcto, no sabía si iba a funcionar pero tuve la certeza de que quería quedarme por mucho tiempo ¿cuánto? Quizá lo que me dure la vida.
Coleccionista de historias comunes.