Quédate conmigo. Qué importa si tienes gustos distintos de los míos. Puedo ceder hasta que me duelan los ojos y me ardan los oídos.

Pruébame. Veamos a Heath Ledger cantarle Can´t take my eyes off you a Julia Stiles y mirémosla a ella recitar su poema. O miremos a Ryan Gosling mendigarle amor a Rachel McAdams. O visionemos a Leo DiCaprio mientras salva a Kate Winslet de la manera más idiota de un fatal destino. Me da igual ver cualquier cosa, si lo que veo lo veo contigo. No veremos Casablanca ni Eraserhead, mucho menos algo de Tarkovski, Kurosawa o Buñuel porque sus películas son lentas, en blanco y negro y de emociones ocultas, y a ti lo que te urge es sentir algo. Qué importa si lo que sientes es al pasado clavándote un alfiler en el corazón, al final me tendrás a tu lado para corresponder las lágrimas con un abrazo y una tanda de besos que nos borre el regusto salado de las palomitas de microondas.

Ponme a prueba una noche. Trae tu música contigo. Escuchemos el último disco de Maroon 5 o Justin Timberlake. Baila para mí el último hit de salsa o reaggeton, ése que ponen en la radio cada que tienen oportunidad, es decir, todo el tiempo. Prueba el modo karaoke de mi sistema stereo y canta algo de Sam Smith: I´m not the only one o Stay with me. Prometo no aburrirte con mi colección de vinilos de jazz. Para desear estar contigo no necesito que sepas quién carajo son Charlie Parker, Miles Davis o Jo jones.

Lo que siento aquí, apretando mi corazón,es distinto a cualquier sensación que me haya recorrido en el pasado. Si he de compararla con algo es con aquéllo de lo que tanto se habla y de lo que tan poco sé: cuatro letras, tanto en inglés como en español.

Quédate conmigo… o no.

Fotografía: Danté Belt