Siempre me ha parecido tonto tratar de definir lo nuestro con simples palabras, quizá esto se deba sobre todo a que no sabría ni cómo empezar a hacerlo, o dime: ¿cómo lo harías tú?, no es fácil, ¿verdad?. Nuestro comienzo como nuestra historia misma ha estado siempre lleno de magia e incertidumbre, y eso es algo que agradezco profundamente, aunque pudieras llegar a pensar lo contrario. Sobre todo porque, a lo largo de estos años, me has enseñado cómo amar de una forma diferente, más sana y más hermosa también.
Conoces mi historia, así que sabes que hasta antes de que llegaras a mi vida, esta había estado llena, pues, de todo lo contrario a lo que conocí contigo; así que cuando de gratitud se trate, nunca será suficiente.
La primera vez que hicimos el amor fue tan inesperado, tan lleno de nerviosismo y de tu perfección. Jamás había probado unos labios tan dulces ni una piel tan suave, esa tarde conocí el deseo.
Las pocas discusiones que hemos tenido, si es que pueden llamarse así, me han enseñado que en verdad todo tiene solución cuando hay ganas, cuando existe el deseo y que, por el contrario, cuando no existe, hasta bajar la tapa del inodoro puede parecer imposible y representa un obstáculo infranqueable para cualquier relación.
No sabría cómo definir lo nuestro con simples palabras, tal vez incluso sería pedirles demasiado, pues no creo que existan algunas que expresen toda la gratitud, el deseo, el aprendizaje y el amor que me has hecho sentir y conocer desde que llegaste a mi vida.
Fotografía por: Giorgibel
Viendo pasar los días y a la vida quedar en pausa