siempre hay algo abajo

no fue que no me sentía lo suficientemente interesante. tú pensabas que tomaba pastillas para mantenerme serena. que me asuste la vez que casi chocamos ó que la vez que tuvimos sexo fue mi primera vez.

todo fue el miedo

miedo a que si no era divertida o no sabía de que cineasta estabas hablando ibas a perder todo el interés.

pero el miedo fue lo único que hizo que se perdiera

me gustan más las de cabello negro- no pasa nada- te quedas conmigo- sabías perfectamente lo nerviosa que se me ponían las venas cada que me tocabas. pero no cuando era accidental o por movimientos naturales. cuando me tocabas así, intencional, para que notará cuanto poder ejercías sobre mí y que supiera que tu ya lo sabías.

eso me daba miedo

de que se acabará-de que decidieras que ya no servía más esto-lo de contarme como tu papá te ignoraba, tus nuevos tatuajes, las cosas que quieres lograr en la vida o lo mucho que odias a la política. la mucha atención que requieres y lo solitaria que se ha vuelto tu vida. la necesidad de engancharte a una persona por que pasas todo el tiempo leyendo e investigando el arte solo en tu recámara.

por qué nunca lo hicimos en tu recámara? por qué no me quede despierta más tiempo para conocerte más? por qué me tome ese último mezcal?

ahora el miedo ya no es. ya no es otra cosa que realidad. sí paso, sí se acabo. me mentiste y ahora tienes nueva niña, güerita de esas que siempre criticabas

pero el miedo es que ahora me critiques a mí.

Fotografía: Leandro Furini