“El que me haya atrevido a nacer es el acto más suicida que pude haber hecho”.

Sinceramente apenas cabía cabizbaja en las extremidades de mi madre, que siempre me falto todo. Nitrógeno, oxigeno. Tú por ejemplo.

Siempre he pensado que la vida bohemia no es para todos. Y luego llegan los lunes tan horrendos con su rutina mal comprada.

¿Qué hago con el suicidio que me persigue?

A veces los vómitos no me dejan, ya sabes vómitos por la mañana, al medio día y hasta que no quedan estrellas. Porque me muero.

La muerte está en todas partes, incluso en este poema gritando mi cadáver.

Fotografía: Dani Hensen