Quiero mi premio por ser la “reina de atar cabos”

Creo que es muy obvio. Me acabo de volver loca. Por un momento todo fue claro, y buuuum me pego en la jeta de lleno.

Era obvio. Era obvio. Era obvio. Era obvio. Es tan sencillo que no entiendo como no me di cuenta antes.

Tan sencillo. Tan sencilla. Tan simplona. Tan insulso.

El uno para el otro. Demen ya el maldito premio, pues creo merecerlo. Y más que nada, para el dolorcito en el pecho, un ibu 600.

Fotografía por Patrick Liebach