¿Qué querías? Soy cuentista

Ha pasado el tiempo y tenía que alejarme para darme cuenta de todo el tiempo que le damos a una persona, situación o cosa. Terminanos por dejarnos y olvidarnos de nosotros mismos.

Podría hacer un cuento de mí misma y cambiarle el nombre al personaje. No lo hago porque ya no me arrepiento. No me cubro, no me escondo más. Ya no me regaño por la torpeza de ceder.

Podría hacer un cuento corto en donde sólo le doy la espalda a las ‘malas’ rachas, o podría hacer un cuento largo en donde narro todas mis hazañas y tonteras. Sería una tragicomedia. Podría engañar a todos haciendo un cuento feliz, que no pasa nada, que nada jamás pasó cómo tornado por mí. Engañar a los demás es fácil, pero a uno mismo… ¡Jamás!

Pero aquí sigo, sólo me fui por un momento. Necesito desaparecer de repente. Es sano para mí. Para mi mente, para mí alma. Para no engañarme más, soy cuentista de mi propia vida.

Fotografía por Paola Saetti