Probablemente ni siquiera deberíamos estar aquí

Era un 04 de mayo del 2020, salí para acompañar a mi hermana al SAT por un pendiente de su trabajo, sí, aún hay jefes explotadores en pandemia;
veo a lo lejos una multitud, una multitud de personas que, probablemente, entre descuidadas vale madristas, amontonada sin protección, sin distancia, sin nada, más que la urgencia de querer pasar a terminar sus labores.
Llega en ese momento el gran cuestionamiento de la vida, ¿Cómo la vida nos envuelve en la necedad, en la desobediencia y en las ganas de “valer madre”?
Bien decía una querida amiga, “el mundo no está para que nosotros gobernemos, el mundo no está para que nosotros valgamos la pena”.
Probablemente ni siquiera deberíamos estar aquí.
Regreso a casa, a desinfectarme, a seguir con el encierro necesario por nuestra salud, levanto mi celular y entro a la famosísima red social “Facebook”, todo normal, noticias cotidianas, memes infinitos y en seguida el titular “matan a tucán que era querido en paseo montejo, Mérida, Yucatán”.
Tan desastrosos fuimos, somos y seremos. Un hermoso animal que lo único que hacía era llegar a las ramas, tomar un poco de agua y ser feliz.
¿Qué tan poco corazón tenemos, qué tan poco amor por la vida, por los seres vivos tenemos?
Nuevamente, probablemente ni siquiera deberíamos estar aquí.
Desafortunadamente nunca encontraremos la respuesta a la maldad que tenemos dentro o tal vez sí, ya depende de cada uno. Mientras, para mi ser y mi vida,
ni siquiera deberíamos estar aquí.