Me subí a tu mano
Me llevaste hasta el lugar que llamas hogar
Abriste tu cajita de cristal
Me hiciste miel con canciones
Y nos acaloramos juntos
Liberando nuestras almas
Impregnado nuestro adn
Fumamos un cigarrillo,
Aunque yo no fumaba,
Me tenías enredada en tus piernas
En tu vida
En los rulos que te cubrían la cabeza
En los dedos que cubrian mi vientre
Me tenías en tu forma de hablar
En tu música azul y negra
Atrapada en tus livianas pestañas
Y en lo larga que son
Encerrada en tu sonrisa de labios finos
Y tú holluelo, suavecito y solitario
Enclaustrada en el tono de tu voz
Cuando entona canciones de bowie
O me dedicas “Wonderwall”
Sujetada a la yema de tus dedos sobre mis mejillas
A tu nariz rozando la mía y respirando mi aire.
viciada del olor de tu alma dorada
Y el perfume de ropa que usas.
Me gustaría mantenerme en tu piel
En tus costillas blancas
Impregnarme en tus clavícula
Acurrucarme a un costado de tu corazón
Abrazarlo y que sangre en mis brazos
Acomodada entre tus pulmones
Y el motor de tu cuerpo
Endulzarme con tus venas de tus arterias
Tomar la forma de tu guitarra
Quiero ser todas las cosas que te hagan feliz
Quiero estar ahí para verte sonreir
Seducirte con mis ideales
Perder contigo mi tiempo
Fotografía: Delfina Vazquez
Llevo 19 años intentando descubrir como ponerle fin a las historias. Hablo mucho y escribo un poco más. Estudio medicina y escribo poesía.