No quiero ensuciarte con tanto rencor.
Ya me ardieron los ojos y aún así no pude olvidarte.
La complejidad de adaptarse a otro cuerpo no es fácil de entender.
Rasguños y caídas me ha costado estar sin tu presencia, pero es algo que tuve con el tiempo que agarrarle maña porque muchas veces vivía con tu fantasma.
Me llega el rebote.
Al principio no se sentía nada ni siquiera el alivio y hoy es como si las emociones hubieran encontrado el camino a la superficie y se hicieran presentes ante la falta de tu ser y me arrancaran los trocitos que dejaste en mi piel.
Ya no quiero enredarme con lo que pasó, no quiero ya que leas sobre el daño que todo esto causó pero el silencio nos va dejando estragos.
Olvidemos y si podemos empezar, no de cero, sino de dos.
Fotografía por Lars Wastfelt