Tantas veces me dijiste que tuviera cuidado contigo, tantas otras me dijiste que no querías que te hiciera daño, que ya te habían hecho bastante.
El problema fue que yo olvidé decirte que tuvieras cuidado conmigo, que ya me habían dado tantos golpes bajos y que uno más me provocaría dejar de tener fé.
Dueles de una forma tan inexplicable, siendo así la misma manera de la cual decidiste partir, dejándome con tanta dudas y miedos.
Decías que me amabas, pero como lo dije aquel día, “no digas lo que no sientes”, pero al parecer hiciste caso omiso.
Yo nunca quise saturarte, cansarte, hacerte enojar o fastidiarte, como decías que lo hacía. Según yo era mi forma de demostrarte cariño.
Aquella casa donde me corriste, me dijiste que mis ataques de ansiedad eran para “llamar tu atención”, donde me gritaste como loca y donde un día previo me hablaste como si fuera tu vil puta y no tu novia…
Duele tanto que no sé dónde quedaron los momentos bonitos que ahí mismo fuimos forjando las dos.
O por lo menos yo.
Ahora, ahora estoy aquí que no puedo con mi decepción al darme cuenta que quería hacer tantas cosas contigo y tú solo me dabas por mi lado, pero realmente nunca las soñaste conmigo.
Lamento tanto haberte hecho pasar un mal fin de semana, ese mismo que había pretendido pasarlo contigo para festejar tu cumpleaños e invitarte de vacaciones a un lugar espontáneo.
Lamento haberte amado tanto, me lamento tanto haberte hecho tanto daño y lamento aún más haberte hecho perder tu tiempo, nunca puedo ser lo que pretendo ser; en este caso la mejor persona que conocerías en tu vida y que te provocaría no querer conocer más.
Nos duelo tanto.
Fotografía: Bernardo Aldana
Fiel creyente del monstruo espaguetti volador. Animal nocturno cazador de aventuras. Soy de Juárez pero vivo en la pendeja.