Quise colocarme bajo un estándar determinado por los fantasmas que siempre me rodearon, y me di la última posición, asumiendo que eso me correspondía sin ni siquiera tirar los dados al comenzar.
No me gustan los juegos al azar.
Ninguna clase de juegos.
Tus manos hechas cueva, agitaban nuestro destino para después seleccionar el castigo de acuerdo a las instrucciones.
Nunca me gustaron las reglas
En ninguna clase de juegos.
Leías las cartas asumiendo que iba a actuar respecto a lo predicho y esperabas que no me saltara las ultimas casillas.
Pues sacrifique nuestra victoria por fortunas instantáneas, a expectativas de una felicidad momentánea.
Nunca supe cómo jugar
Siempre tuve miedo a tropezar tu andar.
Ahora, me encuentro al inicio de un tablero, esperando una segunda vuelta, perdida, sin equipo, pero con experiencias que me advierten como no volver a actuar.
Fotografía por Marie-Charlot