Doy miedo, principalmente porque lo tengo. Y es que existen tantos infiernos que no sé si callar o gritar.
Mi mente bombardea los escombros y en el intento de dejar huella, me convierto en presa del exceso.
Desgarro mi garganta para poder morder el agua.
Mientras utilizo mi palabra para causar impacto, trato de no pedir nada que se haga realidad por un descuido menor.
¿Te hace bien? ¿Te hace mal? ¿De qué depende?
Al final todo pasa y pesa por igual.
Así que no te extingas. Sigue el curso según tu impulso, aún en medio del Universo deambulando en un viaje sin escalas, sabrás a donde ir.
Vence tu miedo a perder la razón y crea una realidad que moralice tu existencia.
Soy y somos parte del todo; reaccionamos cuando nos sentimos vivos.
Así que, convierte el polvo de estrellas con lo simple de la templanza.
No es para que no sientas, es para renacer; ahora que ya no hay Luna.
Fotografía: Nik To
Curiosa y descarada; inflamada de realidades desconcertantes y aspiraciones líricas.