Licenciados de call center

Trabajo duro, para conquistar el mundo.

Una de las normas que más nos desmadran y nos hacen común pensar que, el placebo eterno en el que vivimos, no es tal, sino una máxima.

Media vida de inversión en capital cultural que en ocasiones no sirve para nada.

No sirve, al menos para quienes tuvimos la desdicha de no crecer en la esfera de quienes todo lo pueden o lo aparentan.

Pero, ¿Qué dices? Está en tus manos intentar y hacer.

En tus manos está el cambio. Si no avanzas es tu pedo. Tienes que innovar y adaptarte.

Seguro que sí.

¿Por qué amamos evadir la condición por la que históricamente atraviesa la clase trabajadora?

Para sentirnos menos miserables.

Para sentir que el bono de puntualidad vale la pena y que eres la parte fundamental del modelo de negocio.

Ahora, no sé si sea un profundo letargo intelectual, una maldición o un desafortunado destino lo que me obliga a permanecer aquí.

Porque somos un chingo. Y para quienes no somos parte de la esfera, no existe cómo salir de nuestro laberinto.

Ese que siempre nos tendrá yendo de un centro de atención a otro.

Es que estamos pendejos.

Es que nos martirizamos.

Es que tenemos licenciatura para ver qué alcanzamos.

Fotografía por cem celik