Y ella estaba ahí, nuevamente la vi sonreír….
Angustiado todo el día porque sabía que la volvería a ver con toda su energía y su calor, pensé mucho en que le diría y pensé mucho en que no debía hacer, nervioso como la primera vez que la vi, sentía como las emociones por mi cuerpo corrían, ese estremecer de saber que pasaría en el momento en el que su mirada se cruzara con la mía, el momento de abrazarla y hacerle saber que me hacía tanta falta y que la extrañaba tanto, el momento de volver a verla con su enorme encanto y esa locura que me vuelve loco siempre que caminaba con ella de la mano.
Estaba ansioso por volverla a ver aun que tenía un enorme miedo porque no sabía que tenía que hacer, tratarla con indiferencia como si nada hubiera pasado ayer o mostrarle todos mis sentimientos a flor de piel y que viera cuanto la extrañe.
Pensé mucho en que le diría, pensé mucho en como la vería, pensé en cuanto la había pensado de noche y de día y como de como mis días fueron más duros sin tener su compañía, en como las noches eran largas y llenas de agonía y de cómo en las mañanas pensaba el primer pensamiento que corría por mi mente es saber cómo ella estaba, añorando lo saludos de buenos días por la mañana y solo salir de casa pensando si ella también me extrañaba.
El día pasaba demasiado lento y yo quería volver a verla, le imploraba al reloj que se moviera más rápido, pero precia que iba más lento, angustiado, estresado por no saber qué pasaría en nuestro encuentro. Las emociones eran confusas pensaba en no darle importancia aunque yo sabía que lo tenía que hacer, pensaba en explotar de emoción pero sabía que no era lo ideal, pensaba en mejor cancelar y dejarlo todo ahí pero tampoco la quería lastimar, ahogado en un mar de emociones sin sentido, me preguntaba a mí mismo porque vas ella ya te dejo en el olvido o solo quieres reafirmar tu destino, pero también pensaba que por algo quería volver a verme, por algo quería estar ahí conmigo debe tener una explicación lógica… lógica….
Que tonto había sido al perderla de la manera en la que la perdí, que tonto que no pude mis emociones destruir, tan patético pensando en ella sin saber si ella también pensaba en ti, pregunte a mis mil demonios que debía hacer y ellos solo se limitaron a contestar que hagas lo que hagas nosotros ahí vamos a estar para hacerte perder y entendí que esto ya no era un juego de ajedrez, si no que era una lucha entre el corazón y la mente porque la segunda siempre me ha dicho vete y el primero me dice quédate y siempre se fuerte….
Acomplejado por no saber qué hacer a la hora de verle, emprendí la caminata para encontrarme con lo que sería mi destino y poder descifrar mi suerte, ella se quedaría o solo sería la última despedida, no lo sabía y eso a mi alma cada vez que lo imaginaba la rompía y luego la reconstruía. Divagando entre pensamientos y deseos de no llegar más lejos, llegue a la hora indicada, ella aun no llegaba, los nervios consumían mi esperanza, el tiempo pasaba y ella mostro señales de que esto le importaba, me dijo hacia donde caminar y cómo hacerlo, como siempre ella guiándome dentro de mi propio infierno, camine por diez minutos que se me hicieron más que eternos una agonía de esperar y ver que el camino no tenía fin y no veía su silueta hasta que al fin, a lo lejos la vi, se veía como siempre, preciosa y radiante y asenté en poder sonreír, ella estaba ahí, no podía creer y menos sabía que iba a decir, caminamos el uno al otro y ninguno se detuvo en el saludo parecía que ambos sabíamos que no lo queríamos como algo común si no como de otro mundo, pero nos contuvimos… nuestros orgullos solo se remitieron a decir un: hola
Fueron las únicas palabras que dijimos antes de fundirnos en un abrazo que mostro nuestras almas desnudas, ninguno quiso soltar al otro como si las piezas del rompecabezas se unieran solas, como cuando la arena se funde con una ola, quise decirle cuanto la extrañaba, cuanto había sufrido con su ausencia, cuanto la amaba y que me perdonara por lastimar su corazón, pero el silencio era tan lindo, tan nuestro, un momento donde dos almas se unen para formar un solo cuerpo….
Ella estaba ahí, sintiendo mi tristeza y dolor, después de que el tiempo tanto me castigo, ella volvía… con su gran sonrisa que al mirarla me la calma de sentir una nueva brisa, ella estaba ahí presente, yo temblaba de miedo porque no sabía ni que decir, ni cómo hacerle para explicarle que a pesar de mis miles de defectos lo único perfecto que podía hacer era quererle, abrazarla tan fuerte, besarla intensamente, la alegría volvió a mi corazón y me di cuenta que mis temblores no eran de miedo si no de emoción por que ella estaba ahí otra vez, imagine un mundo con ella en un segundo, donde todo era perfecto, el reencuentro era tan perfecto, ella correspondía a mi sentimiento que grabe ese instante como el recuerdo más bello y honesto que tenia del amor tan grande que siento, que para mí parecía que era un cuento…
Ella estaba aquí otra vez, con sus mil locuras y su fuego tan intenso que por querer dominarlo termine quemándome en un infierno que solo me había hecho pensar que la vida no tiene precio…
Cuando la solté la vi sonreír nuevamente y recordé en un segundo todas las cosas buenas que hizo por mí, esos días donde caminamos de la mano como dos locos enamorados, esos días donde ella estaba siempre a mi lado, donde ella estaba con este loco acomplejado ayudándole a reescribir su nuevo pasado, ella otra vez estaba allí, su sonrisa me revivía mi esperanza de vivir, de saber que no todo tiene un fin y de que es válido sufrir para ser un poco feliz, lo entendí todo desde ese momento, es la mujer que amo, es la mujer que me hace feliz, es ella la puede pintar un arcoíris en un día gris, es ella lo que necesito para poder sonreír, lo sabía y aun que no sé cómo terminara la historia, lo único importante era que… ella estaba ahí, nuevamente la vi sonreír….
Fotografía por Jocelyn Catterson
Soy diseñador gráfico para distintas empresas, me dedico al freelance y me gusta mucho escribir, hacer rap, poesia, textos, todo lo que tenga que ver con la expresión de mis emociones.