La primera vez

No puedo esperar más a que te acerques a mí. Eres una linda ilusión. Las condiciones y limitantes hacen que nuestro fuego se avive y devaste todo.

Siento que tu piel me va a quemar, ardiente del deseo que provoco en ti.

¿Por qué volteaste hacia acá?

Tal vez las aguas tranquilas y aburridas de tu río te han cansado y de pronto te has encontrado con el camino desbocado que soy yo y te has tirado a las aguas de mi cascada con miedo, pero decidida, a maravillarte con lo atractivo que resulta lo prohibido.

En mis fantasías más melosas, la pasas acurrucada sobre mí, viéndome, escuchándome, con ese aire inocente y tímido que tus ojos proyectan sobre mí y me enternezco, te beso la nariz y los ojos porque yo no encuentro una muestra de cariño más sincera que cubrir tu hermosa piel con lo diminuto y húmedo de mis labios.

Mis instintos más primitivos me animan a arrancarte de todo aquello que te tiene atada; no dejo de pensar en la primera vez que te vi. Me resultaste tan hermosa que has estado en mi cabeza desde ese momento hasta ahora que escribo esto.

Quisiera saber si sólo soy una emoción nueva o si en algún momento te ha pasado por la mente ser parte de mi vida.

Las llamas se apagan, todo lo que comienza ha de terminar, y yo espero arrancarle un pedacito al tiempo, y arrancarte una sonrisa eterna a ti.

Nadie podría quitarme el recuerdo de mis primeras veces en todo y tú eres parte de esa colección de oro que son mis recuerdos,

Cuando toque tu rostro y bese tu boca por vez primera, tendré la certeza de que, quién sabe cuándo o quién sabe cómo, podremos estar juntos sin temerle a nada.

Escribo esto con el propósito de siempre: tener una constancia de haber vivido, de haber disfrutado, de haber sufrido y de haber estado acá.