Juego de niños

Charlie Kaufman y yo éramos amigos. Jugábamos a verle los calzones a Luisa. Hacíamos retos para ver quién aguantaba más tiempo sin respirar. A veces pisábamos los cultivos de rábanos de la madre de Luisa.

Un día entramos a la bodega de don Arnoldo, bajando las escaleras, al lado de la fuente. Él guardaba allí un antiguo juego de monedas de 1968.

—Oye, Axel. ¿Tienes más monedas?
—No, Charlie —le dije buscando monedas en mis bolsillos.
—¡Un dron nos espió por la ventana!

Era el dron de don Arnoldo. Charlie alcanzó a escaparse de la bodega. Yo me quedé atrapado entre la ventana y el alambrado que la protegía.

La madre de Luisa me vio. Desde ese día, no he vuelto a jugar con Charlie.

Fotografía por Thomas Listl