Il primo

Se fracturan los nervios, las ideas se disipan, el pecho aprieta y las manos reposan en los bolsillos. Mira al suelo fingiendo concentración, pero recuerda algo que le dijeron: “No mire al suelo como lo hacen los incompetentes”, levanta la cabeza y saca las manos de sus bolsillos pero siente que al sacarlas el peso de sus puños hace que sus brazos cuelguen como un peso muerto.

Él piensa – ¿Ahora los brazos?, ¡no más muerte en un cuerpo que puede dar tanta vida! –

Enciende un cigarrillo para darle acción a sus manos, ellas se relajan, disfrutan y casi que bailan, mientras el –bocanada-piensa-bocanada-suda-bocanada-sufre-bocanada-

La ve y recuerda como su belleza lo atemoriza, como lo corroe y lo convierte en un papel marcado con tinta indeleble y ella en su esfuerzo en borrar cualquier marca, cualquier rastro de vida en él. Lo mira, lo mira durante horas. Fría, muy fría y sin parpadeo alguno, sin sonrisa alguna.

-Termina el cigarrillo-

Encuentra tranquilidad, logra mirarla, logra acercarse y en un único esfuerzo por hablarle dice:

Ya que importa, ya te maté.

Fotografía: PJ Wang