Fragmentos que suenan: afectivo de la escucha

Una tarde, dos oĆ­dos y un cuerpo para escuchar:

He notado que yo, no puedo evitar escuchar dema?s por todo y para todo, los sonidos me invaden de la manera en que le prestari?a atencio?n, si? se pudiera, a un alfiler cayendo lentamente, con sus pequen?as vibraciones retumbaran, junto con el chirrido de un camio?n en el que estoy sentada, mientras los pasajeros delante de mi se ri?en, y comentan si? el conductor le puede avisar su destino, al bajar, me percato que he estornudado, siempre estornudo en invierno, mi constante alergia nasal del resople, mientras en mi bolsa suena una bolsa de pla?stico, llaves, hasta que encuentro un trozo de servilleta; se me salen los zapatos, mi caminar lo provoca ya que? segu?n dicen mis compan?eros y amigos que si? camino por las escaleras, saben que soy yo; particularmente, nunca me doy cuenta de como me escucho, mi mama? dice algo sobre cuando estoy hablando por mensajes, se me escucha una conversacio?n internamente con el balbuceo, y la gesticulacio?n de pedazos de si?laba sin terminar, como si? me quejara; Volviendo a mi trozo de papel, la trompeta nasal, si? fuera un instrumento musical estari?a llena de ellas, de un hipo leve con pequen?os staccatos, lo que me remite a mi zona de obsesio?n con la mu?sica que va ma?s alla? de ella, eso me recuerda a ā€œSi? yo fuera un sonidoā€ y el monto?n de preguntas que mi voz mental me hace (porque si?, tengo sonido mental tambie?n) mis constantes suspiros, me recuerdan el mensaje , que suena como a cajita de madera con canicas, de un pajarito que acompan?a mi vida, porque se la pasa cantando, lo que? sea, se le pegan las canciones del radio, se la pasa tarareando, cantando o recordando cancio?n media, Spinnetta en esta ocasio?n (si?, e?l tambie?n tiene una obsesio?n por la mu?sica), adema?s se la pasa imitando por no decir bu?rlandose de un sonido mi?o, que me lo he apropiado de mama?: ā€œUmjuumā€.

Ya en camino, mi zapatos grandes resuenan, ya tienen rota la suela, pero los acompan?a un movimiento ti?pico musical, los gritos de los coches: el claxon, Si?, yo considero mu?sica todo a mi alrededor, una orquesta, dentro de mi mente todo resuena, todo tiene tono en su partitura. Mi escucha se intensifico? desde que trabajo con sonido, adema?s siendo mu?sico frustrado, el oi?do ya esta entrenado, pero diri?a John Cage, dejar a los sonidos ser, de algu?n modo, eso es parece que mi amori?o musical sigue, pero ya ha dado otro paso, es amor mezclado con un odio, (si?, suelo pensar demasiado por eso quiza? reflejo en sonido textual mi voz mental). Atravesando la calle con suelas, claxons y hasta Juan Gabriel de fondo sonido tan ti?pico de atravesar por esa banqueta, finalmente doy vuelta y llego?, subo las escaleras, (el recuerdo de mi resonar regresa), la reja esta? descompuesta, se escucha la imprenta de abajo, en lo que abro la puerta con la llave que se atora y se bota la chapa soltando un sonido meta?lico forzado, una queja por parte mi?a, abro la otra puerta esta es ma?s suave, so?lo se escucha el rechinado del metal, mi mama? grita hola, me siento a esperar, se escucha un timbre en su computadora, adema?s del ventilador, y las piedritas de bisuteri?a arrastra?ndose en la mesa del escritorio, asi? yo me siento a esperar que el pajarito resuene en la puerta: el rechinado de la reja descompuesta.

FotografĆ­a: Claudia