Esta noche ha temblado

Te contemplo por la noche mientras duermes; te he arrancado de tu ciudad caótica, de los mares de personas que abordan el metro y se sostienen soñolientos y cansados; te he arrancado de las calles bulliciosas y del griterío de los automóviles que corren a toda prisa a puntos dispares. Esta noche mientras te veo acostada a mi lado he temblado ante el descubrimiento de tu constante esfuerzo por ya no extrañar esa ciudad y sus habitantes. Sé, de antemano, que este nuevo lugar es lento; sé también que extrañas a tu familia y a tus amigos, y aunque procuro estar presente no puedo llenar esos huecos que en ti se han gestado. A veces te miro triste y apagada. Esta noche ha temblado y todo mi interior ha colapsado bajo la soledad que experimentas. Te miro en la oscuridad de la habitación. A veces tiemblo y mis ciudades se llenan de terrores. Presiento que te he arrancado de lo que tú eras: la gente corriendo, el metro en hora pico, los puestos de tacos a media noche, los amigos y sus pláticas, tu familia y sus conversaciones, Reforma y Bellas Artes, Revolución y las islas, el Kiosco Morisco y Xochimilco. Te he arrancado de tus paseos y tus pasajes citadinos. Te he arrancado.

Fotografía: Dennis Schnieber