Todo cobra sentido, los sonidos retumban en las paredes y yo estoy en el centro, ¿qué tan fuerte caeré? ¿qué tan rápido me moveré para alcanzar lo que tanto observo?. Horas que se convierten en un recuerdo que dura segundos.

Todo cobra sentido y me encuentro, estoy inmersa en una habitación oscura, que son tus ojos, donde la presencia de luces intermitentes con variables tonos es asegurada. Donde los pliegues de tu piel son carreteras en las que conducimos sin dirección, dónde lo único que puede pasar es el silencio.

Cierro los ojos, siento al planeta moverse, el único viaje en el que quiero estar es en el que sonrío y mi voz se vuelve fuerte y comienza a hacerse oír en forma de risa.

El camino que recorro no lo tengo marcado, ni siquiera pensado. Camino viendo al cielo, escuchando todo excepto ruidos, les sonrío como si fueran a clavarme el cuchillo en la garganta, como si gritar no rompiera vidrios y como si tú estuvieras leyendo esto.

Déjame decirte que también sé nadar profundo y quedarme ahí. Que me sé de memoria el azul del océano y el naranja de sus ojos. Que el polvo sí es de estrella y que lo he respirado antes. Te voy a contar los secretos de verdades encontradas y las mil formas que tengo de convertirme en tormenta.

Respiro, y te toco. Siento la corteza de los arboles y los lunares de su espalda. El correr del rio no es más que la memoria y todos queremos desembocar en agua cristalina.

La desorientación de mi pensar es proporcional a las ganas con las que arrojo una piedra al lago, imaginando cuánto tiempo tardara en llegar al fondo.

Estoy en el centro, el sonido que provocaremos retumbara en los oídos de nadie, alzaras el rostro y me veras distinto, correrás y no llegaras a ningún sitio si no gritas mi nombre, la distancia se acorta y sientes como quema. Me has encontrado.

Fotografía por dirtyharrry