Cada emoción es como un big bang en nuestro corazón:
estalla, se expande, se contrae y ¿desaparece?…
Estalló, con un mensaje inesperado, de esos que te dan más miedo que emoción, esos que llegan cuando menos te lo esperas y piensas que el mismo diablo consciente de tu jodida realidad confabuló con esa persona para llegar a ti, tomar tu atención y después ofrecerte un pacto de amor para llevarse tu alma,
-Hola, ¿cómo estás? Dice el mensaje que estalla en la pantalla estrellada de mi celular
-Muy bien… no, a decir verdad estoy mal. Los átomos hacen reacción y comienza la esperada explosión:
-¿Qué tienes?
Expansión: la plática se alarga con más preguntas sin razón, sin un interés, tecleo respuestas al azar proporcionadas por el teclado Smart del celular. El big bang que fue nuestro amor comenzó a expandirse por horas con preguntas sin sentido, pasaron días, memes iban y venían, como dos átomos lejanos con polaridad distinta, nos atraíamos al centro de este pequeño universo que Facebook creó para que nos encontráramos los dos, en medio de más de un millón de átomos que teníamos alrededor: coincidimos.
-Quiero conocerte
-Yo también, deberíamos vernos
-El sábado a las 12?
-Me parece perfecto
-Me la pasé muy bien contigo
-Igual yo
Contracción 1: comienzan las dudas.
-Llevas 4 días sin hablarme, me siento mal…
-Perdón estaba ocupado
-Necesito verte, debemos hablar
-Está bien…
Contracción 2: Este pequeño desastre llega a su final:
-Ya no eres igual, has cambiado conmigo
-Disculpa, estoy aburrido (de ti)
-Dejémoslo así, no quiero terminar odiándonos
-Me parece perfecto..
El desastre aparentemente llega a su fin, pero es el inicio de un nuevo big bang que de emociones que posiblemente no acabará: celos, tristeza, enojo, resignación, ansiedad… es un ciclo sin fin.
Nuestras relaciones, basadas en el afecto a otro ser, son como un big bang, estalla, se expande, se contrae y ¿desaparece?
Fotografía por dirtyharrry