Envasado al vacío

Se comen mis entrañas

la niña que alguna vez fuí,

y no entiende de muertes

o sagaz envidia.

Los mirlos viajan desde el Sur,

mueren y renacen en mis pies.

Me reconstruyo

entre panes y lapiceras.

Inocente de mí

que regalo partes sueltas

a gente a la que le gusta  los cachivaches.

No han de querer nada de mí,

sólo diversiones, calor humano.

Todas mentiras envasadas al vacío.

Fotografía: Clothilde Pasquier