Son las 2.45 A.M y no concilio el sueño de nuevo.
Te pienso.
Te pienso.
Te pienso.
Te fuiste, dijiste que no podría ser y se acabó. Tienes razón, no pudo haber sido, ambos estamos locos y lo hubiéramos arruinado de igual forma.
Quisiera ir hacía ti.
¡Detente!, me dice mi mente cuando cierro los ojos y te veo acercándote a mi, lento, como un depredador a su presa.
¡Detente!,me dice mi mente, cuando siento que debería estar durmiendo ahora mismo contigo y no con la almohada del lado derecho de la cama.
Fotografía: John Kilar | Instagram
La curiosidad mató al gato.