El otro día salí de mi casa muy temprano con mi mochila en mano por que salía de prisa me dirigía al carro a la puerta del copiloto para partir a una de mis sesiones de terapia, terapia para mi rodilla no creas que para tratar mi desorden psicológico, me he lastimado por salir a correr todos los días pero bueno, cuando salía con mi cabello aun húmedo del baño que me acababa de dar y con mis tenis desamarrados, vi pasar una camioneta a un lado mío la verdad no le tome importancia ni a la camioneta ni a la persona que la conducía, lo que me llamo la atención fue la chamarra que traías, claro en ese momento no sabía que eras tú pero era el mismo modelo de chamarra que ese día yo llevaba puesta, después de avanzar en el carro y emparejarme en el semáforo a un lado tuyo que claro seguía sin saber que eras tú, aún recuerdo esos bellos ojos con grandes pestañas y esa linda sonrisa que tengo en la mente grabada pero es que has cambiado tanto, supongo pues aún sigo sin verte, bueno quiero decir que ese día desee tanto que fueras la chica de la camioneta que paso a mi lado que cuando voltee en el semáforo y que también volteaste sentí como una corriente de adrenalina corría por mi cuerpo y que para mí fue como si aún hubiera esperanza y que después de más de 8 años sin verte ni saber nada de ti aun creo que algún día nos encontraremos y que lo nuestro aún le queda forma pues dicen que la esperanza muere al último no?, eso espero y si no es así pues que muera después que nosotros.
Fotografía: Tiago Almança
Me duele la cabeza, todo el tiempo.