Desolada y casi muerta, solo usó negro siempre.
Expectante de su vida podía oler la melancolía a varios metros de distancia.
La vida le estaba encajando entre las costillas una especie de cuchillas filosas casa ves que respiraba, haciendo los días mas difíciles.
Ella vestía negro porque su amado había muerto.
Con el puñado de los años solitarios acongojando la turba iracunda en su pecho, caminaba lento con todo el peso de la gravedad sobre sus hombros, a paso cansado.
Murió porque su amado había muerto.
La autopsia reveló que había muerto de amor.
Fotografía: Stefano Majno
Perdido, embarrado y sucio ente la sociedad.
Apenas me puedo verme al espejo.