Copitos de más, bailes de menos

Cae polvo del cielo y existe una explicación muy lógica. Caen pedacitos de nube porque a veces el mundo también se quiere sentir coqueto. Siempre se supo que este muere por impresionar a la luna y es así como busca cubrir sus faltas… Tapar aquí donde no le pudieron crecer rosas para regalarle a la consentida que sale de noche, cubrir acá donde los espacios cafés arruinan el jardín al no lograr que el césped se sienta en casa, y allá donde los humanos infestaron con sus absurdos conjuntos de estructuras e impiden la apreciación de sus atardeceres…

Entonces sí, cae nieve y el mundo se alista para invitar a la luna a escaparse por un ratito. Invitarla a bailar, como lo hace todos los años, a ver si ésta por fin acepta.  Lo volverá a intentar, aunque sabe que de noche la luna trabaja de confidente para aquellas almas perdidas que se buscan en el olvido y los locos que no saben llegar a casa.

—“Solo sé bailar con la oscuridad… ”, lo rechaza ella.

Pero ya ves, el mundo no se da por vencido. Él siempre regresa, convencido de que está cada vez un invierno más cerca de salir a danzar.

Fotografía: Kevin James Neal