Primer paso,
enamórate de quién tenga unas tormentas en lugar de ojos
y truenos en las venas.
Habrá relámpagos en cada caricia
y un huracán se desatará en tu caja toráxica
cuando diga que eres una obra de arte.
Segundo paso,
quedáte atrás, impotente mirando a kilómetros de distancia
mientras se enamora de alguien
quién no es tu,
verás su cara romperse en una sonrisa eléctrica
y escucharás los rayos de sol gotear de sus palabras
pero no serán para ti.
Tercer paso,
tu pecho compensará a cuartearse
con cada mención casual de su nombre,
astillará tus huesos
y hará malabares en tu cabeza.
Cuarto paso,
cada gramo de tu cuerpo te dirá que corras
pero ignorarás las advertencias,
guiada por esperanza ciega.
Correrás tras suyo hasta que estés exhausta
y vacía,
colapsarás y te desmoronarás,
pero recolectarás tus pedazos y florecerás
una y otra vez,
y antes de que lo notes,
te estás desbordando de amor,
que no viene de él pero de ti misma.
Fotografía: John Kilar | Instagram