Para Celia, Jorge y Silvana
(no)
Les llevo a mis amigos una comida que preparé desde ayer. Aprendí de mi abuela que para apapachar no hay como una buena comida, bien preparada y bien compartida.
A veces es extraña la forma en la que uno escoge las cosas que nos reconfortan.
Por eso ayer sólo pensaba en cocinarles. La prueba de resistencia que la vida les acaba de poner es sólo para verdaderos guerreros del sol y aunque sé que no hay nada que el jengibre y la cúrcuma puedan hacer, más que explotar su sabor en el primer bocado, le puse a todo.
Subo al segundo piso por eje 5 y lo primero que veo es un espectacular con unos deportistas colgando de un muro que más bien parece el anuncio de la próxima temporada de The walking dead. “Be more human” esa mamada qué.
Llegué a su casa, platicamos, nos sentamos, nos reímos, comimos
Ellos brillando como nunca, aún así es doloroso ver cómo cambia de un día para otro la mirada de alguien que quieres.
(no sé)
Dicen que a veces las bendiciones de la vida llegan como patadas en el culo, bendecidos sean nuestros culos entonces. No hay catafixia ni decisiones malas, ni culpas. Sólo la vida, los amigos, la lluvia, la risa, el amor que se cosecha.
Estamos aquí para acompañarnos y la vida nunca deja de estar en todos lados, sobre todo en la muerte, lo saben los patos, los cocodrilos, las flores, las nubes, la lluvia, las montañas, los ríos y sus piedras, los perros también lo saben, pero tanto de todo hace que a nosotros se nos olvide
¿Ser más humano? Pinche espectacular pinche. ¿Qué no se ha enterado reebook que nuestra humanidad nos ha sobrepasado? ¿O soy yo? Todos los otros espectaculares alrededor están vacíos. Todo parece el mismo anuncio.
(no sé qué)
Una pareja como pocas parejas, de esas que ayudan a sostener el universo decide consciente y amorosamente tener un hijo, se embarazan, pasan el primer susto, la noticia esperada. Se preparan, se ilusionan, se llenan de amor, de cobijitas, de zapatitos, de vestiditos, todo eso que no tiene nada que ver con la vida pero sí.
Se preguntan si serán buenos padres, se preguntan si han sido buenos hijos, si estarán preparados. Anidan, esperan, la dulce espera le dicen.
(no sé qué carajos)
No sé si perder a un hijo sea una prueba de resistencia, una pésima broma o qué carajos sea. No lo sé en carne propia, pero sé que duele, y que enseña un amor desmedido. Sé que nos hace juntarnos como constelaciones para intentar hacer más luz. Sé que nos lleva a la vulnerabilidad de la vida. Y que no hay nada más humano que el dolor.
Dicen que todo pasa por algo, y se nos pueden ir los días tratando de buscar un por qué, cuando en realidad la respuesta está en para qué, esa es la aguja en el pajar de bendiciones, ¿se puede ser más humano que eso?
(no sé qué carajos quiero)
Vengo de regreso de ver a mis amigos y no he podido dejar de llorar, brillaban de amor y de dolor ¿eso es ser más humano?
En el radio suena Mecano:
…esta mañana me he levantado, y al darme la vuelta me he ido rodando, no hubo mensajes de despedida. Sólo unas flores en el suelo. ¿Será que con colores, o el olor que dan las flores es más fácil ir despierto? Una palabra o cinco palabras o seis, siete palabras o nueve palabras o diez, cincuenta palabras, sesenta palabras o cien…
Llevo semanas escuchando a Mecano y pensando en mis amigos y en su hija, es extraña la forma en la que escogemos o no escogemos lo que nos reconforta.
(la vida es hermosa)
No sé qué carajos quiero, pero hoy no quiero ser más humano.
Chinga a tu madre reebook.
Fotografía por Marc Gassó
Taróloga, terapeuta, mamá de dos. Ha publicado los poemarios “play, pausa, rec, mute”, “antidiario de un ama de casa”, “fragmentitos de un discurso amorosito” y “luta”.