Fue un sueño
quererte, extrañarte, pensar en ti.
En las cosas que escribiste,
en lo que ya no se dirá.
No tenerte,
no verte, no abrazarte.
Los recuerdos que ya grabaste en mí,
los que no vamos a vivir.
Tu voz, las canciones,
nada ha existido, nada existirá.
Fue un sueño, un déjà vu
ver y escuchar cómo pude
decepcionarte.
Ni el tiempo, ni la noche.
Ni viajar kilómetros.
Ni mentir, ni desvelarse.
Nada existió, nada fue real.
Solo el estupor
de una mala noche,
de unos días infames
que hicieron hervir la mente,
quemaron mi razón
y tus pocas ganas.
Tiempo que duró un suspiro,
imágenes que vuelven en un pestañeo.
Tu figura invadiendo la de otros,
tu voz teniendo más atención que ninguna.
Fue un sueño
mis ganas de acercarme,
la frialdad de alejarte.
Fue un sueño,
nada existió.
No lo vivimos, no te conozco.
No he escuchado tu voz cerca de mí,
no te abracé ahogada en llanto,
cuando te ibas (para siempre).
Fue un sueño, un déjà vu.
Nada ha existido, nada existirá, jamás.
Ciudad de México, 1994. Ha sido reportera de temas políticos, sociales y anticorrupción en El Universal y en La Silla Rota. Estudia lingüística en la UNAM. Escribe, escribe y escribe.