Esa fecha que con todas mis fuerzas deseaba que llegara, conté los días y las horas para saber que estabas de nuevo aquí, a unos minutos de distancia y no a kilómetros de mi cuerpo. Desde temprano entable conversación con quien me hacía temblar con solo escribirme y que decir de lo que provocaba al mirarme, el instinto de inmediato apareció y una nube gris cubrió el gran amor que siento por otro ser, sin importarme nada, acepte el coqueteo y su manera de cucarme pues sabe perfecto que voy y vengo cuando él lo desea. Comenzó la construcción de un plan enredoso, con mentiras y personas que ni saben del pecado que cometería por segunda ocasión. Se llegó la hora establecida, llegué al lugar acordado, me sentía nerviosa y mis piernas temblaban, mis ojos se movían como una brújula en altamar, buscándolo y a la vez no, queriendo encontrar a alguien más, de pronto apareció en la escena, un chico con pantalón de mezclilla, botas Jeep y una sudadera negra, seguía como lo recordaba, quizá un poco más compuesto, se ve que Francia lo trato bien, yo gire mi cabeza haciéndome la loca, toco mi hombro y con un “qué onda” besó mi mejilla sin sostener la mirada, mi reacción fue un sonrisa, quedarme sin voz y comenzar a caminar a su lado, no reaccioné como imagine que seria, creí que me colgaría de su cuello y lloraría peor que la Magdalena, pero aquí me di cuenta que el deseo y el instinto borraron mis sentimientos, solo me importaba el futuro. Llegamos al hotel y él sabía perfecto como actuar dentro de ese lugar, yo jamás había pisado uno antes, con la cabeza mirando al suelo subimos las escaleras, era increíble su manera de convencerme y a todo lo que en el pasado negaba que podría hacer el llego a formatear mi forma de pensar, supo cómo obtener lo que quería. Abrió la puerta y un olor a perfume barato y hostigoso envolvía una cama con un espejo al frente, una televisión que obviamente nadie utiliza y cuatro paredes en color naranja serian testigos de mi más grande debilidad. Dejé mi mochila en el suelo y salió de su boca las exquisitas frases que retumban en mis entrañas – la primera que se desnudara serás tú- me recostó en la cama y como un ritual inicio con un delicioso masaje que como nueve meses atrás me había hecho estallar. El momento era perfecto a pesar de la música de fondo, sus manos me recorrieron completamente se movía excelente, su cuerpo sobre el mío, el calor y nuestro sudor se fundían en un solo ser, me impresionaba su vigor y quedé anonadada cuando menciono que tenía mucho sin hacerlo, pues no parecía o quizá me mintió para hacerme sentir deseada. Me dejó descansar y se metió a bañar mientras yo desnuda recorría la habitación en busca de un conector pues mi celular había muerto. Cuando salió comenzó a tocarme de nuevo, ya lo esperaba, el segundo round comenzó, el tiempo se detenía al sentirlo tan dentro y cerca de mí, mi mente estaba enfocada en el presente, en el hoy, en el instante que añoraba que sucediera. Después de un tiempo terminó y desnudos en la cama intentamos conversar pero el mismo lo dijo “nunca entenderé tu cotorreo” ahí reapareció el macho alfa que al obtener lo que quería ya podía desecharme, solo sonreí, pues estaba consciente de cómo era realmente el hombre por el que mi instinto se activaba y hacia volar mi imaginación durante cada noche que estuvo lejos de mí. Nos alistamos para abandonar ese lugar, la noche había aparecido bajé las escaleras y entregaste las llaves de la habitación que había sido testigo de una experiencia sexual, una más de las tantas que ya había apreciado. Caminamos sin mirarnos y tuve el honor de su presencia por una cuadra más, llegamos a la esquina y ahí nos despedimos con un beso en la mejilla, yo fui la que tuve la iniciativa de abrazarte con la ilusión de que se repitiera la historia pero su frase “cuídate y suerte en la escuela” fue como una bomba que derrumbo toda esperanza, eso sí fue realmente una despedida, sonreí y camine en línea recta con la mirada al frente, para nada gire mi cabeza, sobre mi espalda la culpa, el pecado y más que nada la tristeza de saber que esta aventura ya había llegado a su fin.
Fotografía por: Sasha Mademuaselle
Escritora de media noche y actriz en el teatro de tragicomedias llamado “vida”