Espero sentada en el coche, casi no hay luz en la calle, un faro alumbra a lo lejos. Mi pelo es un alboroto, mi labial esta suavemente corrido hacia mi mejilla, aún huele a sexo, permanece en el aire el aroma a dos cuerpos desnudos.
Te espero, haz cruzado la calle para ir a la tienda, ojalá compres de la cerveza que me gusta. La madrugada me sienta bien o al menos eso creo, me miro en el espejo retrovisor y mis pupilas lucen dilatadas, mis mejillas rosadas, mis labios aún hinchados. Mi blusa esta ligeramente caída hacia un lado, mi hombro asoma, no llevo el brasier puesto, mi cuerpo exclama: “Bendita libertad”. El mundo se logra callar por unos momentos, tú haz logrado escaparte para venir a verme esta noche, después de que tal vez se te han acabado las excusas o realmente me extrañabas.
Abro la ventanilla, enciendo un cigarrillo, el barrio luce tranquilo, ningún coche pasa por ahí. El cielo esta repleto de estrellas, hoy pareciera que la luna brilla más que nunca. A los cinco minutos regresas, sonrío no has olvidado nada y la cerveza es la correcta.
Prendes la radio, Foals empieza a sonar, nos recostamos sobre el cofre y a sorbitos de cerveza comenzamos a platicar los últimos pasajes importantes de nuestra vida. Nos miramos, sonríes y te acercas a besar mi frente, ambos sabemos en ese momento que no pasara menos de un mes para volver a vernos. Aún no te vas y ya extraño tu cuerpo, tu voz, a ti, pero lo supero rápido, te beso y susurro para mis adentros “Te quiero”, algo que seguramente no volveré a decirte de frente. Esa confesión me confunde, no se sí no volveré a decírtelo debido a que ya no lo siento o porque no lo mereces, porque creo que sinceramente siempre te querré por lo que significaste en mi vida: mi primera vez, mi primer contacto íntimo con el sexo opuesto. Para colmo fuiste mi primer intento de querer en serio. Yo sé que lo arruinaste, en efecto fuiste el culpable pero no te lo reprocho, es tu vida y puedes hacer con ella lo que quieras pero me dolió, me dolió que no apostaras por mi como yo lo hacia por ti. Pero en fin supongo que siempre te querré, quizás ya no como el amor de mi vida, si no cómo se quiere a alguien que se va pero que al recordar lo que fue logra sacarte una sonrisa.
Te das cuenta de que me sumergí en mis pensamientos así que regresó a estar presente. Me tomas de la mano, nuestra mirada sube al cielo, la noche casi termina, es hora de regresar, de volver a casa.
Joder se lo que eso significa. Joder mañana volvemos a ser sólo amigos.
Fotografía: ourutopia
Amante del café y de las buenas historias, turista de museos y galerías de arte. Fotógrafa en proceso y escritora de vez en cuando entre inspiración y ocurrencias.