Despertar en un domingo interminable, a las 2 de la tarde sin nada que hacer, bueno por lo menos algo productivo, entrar a las redes sociales y leer el mismo pronóstico catastrófico que se nos avecina, preparar un sandwich de todo lo que te encuentres en el refri, por que te terminaste la reserva antes y no quieres ir a casa de tus abuelos a pedir de comer.
Te sientas en tu sofá, pláticas con Larkin, le sirves de desayunar, revisas tu celular tienes mensajes de tu mejor amiga, y de ella… Ella que con tan sólo un mensaje te hace olvidar que estas en cuarentena, que quieres salir corriendo a buscarla.
Como todos los dÃas, le deseas que tenga un bonito dÃa, que le piensas a cada instante que no ves el dÃa en volverla a ver.
Se ha convertido en un vicio pensar en ella, pensar en sus lunares, pensar en sus besos en esa manera tan suya de hacerte perder la cordura, de volverte a entregar por completo al amor, de esa manera de hacerte saber que contigo se siente segura, se siente en paz, sin complejos, sin miedo y eso te hace crecer y creer que puedes ser bueno para alguien más, te hace sentir importante.
Se ha convertido en ese vicio de cuarentena que no quiero que termine nunca, ese vicio de querer tenerla entre mis brazos y no soltarla, por lo menos no en un largo tiempo, y como no joder! Si es la niña más hermosa que aún con sus inseguridades se enfrenta junto conmigo a vivir cada segundo a mi lado.
FotografÃa por anna li
El raro de la clase, fiel creyente del amor bonito.