Un sonido agradable

Voy caminando por la calle. A unos pasos de mí, veo una galleta de la suerte en el piso. Está todavía envuelta en una pequeña bolsa de plástico transparente. Me agacho a recogerla. Me pregunto si la suerte que viene dentro de la galleta será la mía o es de la persona que ha dejado la galleta caer. No llevo prisa por llegar a ninguna parte.

Abro la bolsa y parto la galleta en dos: no hay nada adentro, está vacía. Dejo caer la galleta al suelo y la piso. El sonido que hace al crujir bajo mis zapatos es agradable. Sigo mi camino con una ligera sensación de satisfacción y me pregunto, ¿cuánto depende de la suerte?

Antes de dar la vuelta en la esquina, volteo y alcanzo a ver unas palomas peleándose por los trozos de galleta que han quedado sobre el piso.