Un lunes en la mañana todo pasó. No sé cómo pasó, sólo sé que no parabas de decirme “te quiero” fuiste suave, seguiste rápido. Tu ansiedad, antes pensaba que era una excusa para acelerar las cosas, creo que me equivoqué. Tu ansiedad te gana, pero me gustas así y esa ansiedad hizo que llegaramos lejos.
Tu piel mezclada con la mía y ya no supe cómo pasó. Me gustaste demasiado y no quiero que esto acabe. Te estoy queriendo lentamente, pero tengo miedo de caer sin ti o contigo, no sé sólo quiero seguir infinitamente contigo.
Esto me enseña muchas cosas que me absorben a veces siento que no puedo, a veces extraño mi soledad, pero amo aprender. Amo aprenderte. Memorizo cada parte de ti, cada movimiento, cada sensación al estar contigo se me hace infinita. Me estoy perdiendo en ti suavemente.
Creo que nunca leerás esto y no pretendo que lo hagas, la verdad, es que omito cada acción que permirta hacerte sentir mejor, al final, de esto se trata, de dar un poco de dolor para yo poder sentirme más segura. Disculpa mi sinceridad. Disculpa mi ligera crueldad, pero no puedo bajar la guardia.
Todo lo que tu quieras, yo lo quiero el doble. Yo te dije eso y no puedo negarte que estoy haciéndolo, pero tengo miedo de que no superes todo lo que siento por ti y que una vez más sea yo la que quiere más y terminar destruída. Tu eres de esas primeras veces. Inolvidable. No me defraudes.
Y la verdad es que no quiero terminar esto sin antes mencionar que estoy aprendiendo infinidad de cosas, estoy entendiendo a una infinidad de personas, estoy hundiéndome en tu forma de ver la vida y ahora estoy sellando este relato con lágrimas en los ojos por el comienzo del nuevo capítulo en mi vida. Tú.
Fotografía: ding ren
Escribo mal.
Escribo acá solo para dejar de aburrirme de la monotonía de vivir.