Te trato de decir “lo siento”, pero no me sientes.
Yo también lloro, también me duele y no lo entienden.
Hay cosas que dicen y no comprendo: Como el tiempo.
¿Tiempo para sanar? ¿Tan fácil se disuelve lo nuestro?
Exijo más que eso.
Pensar que todo estaba bien cuando llamé y nadie contestó; ese fue mi error.
No encontrar la carta que dejaste en casa… Por eso, perdón.
Tengo que probar mi vida con algo que me haga mejor,
Y no enfocarme en lo que me provoca terror.
Necesito valor para desatar este nudo.
Que intenten un mejor argumento,
Que me dejen el corazón desnudo.
Tal vez, necesito sentir lo que me provocó tu partida
Para sentir que sigo existiendo,
Y que no te llevaste contigo también mi vida.
Existen pensamientos que en el día a día voy corrigiendo;
Comencé culpándome por algo que en realidad nunca fue culpa mía,
Ahora lo entiendo.
Decirle adiós a este mundo, se te hizo fácil.
La gente piensa que fuiste demasiado débil.
Yo, no tengo ganas ni para juzgar porqué decidiste no persistir aquí.
No puedo entender si es la locura o la soledad,
Pero constantemente intento controlar esta ansiedad
Que me controla sin piedad.
Me enferma estar mal y no poder hacer nada, aunque sé el porqué.
Quisiera eliminar tu recuerdo tan rápido, como todo lo que en mi vida borré.
Pero no puedo mantener la cordura, ni siquiera contando hasta cien.
Todo se ve negro en este instante,
No he dejado de quererte o mucho menos, de pensarte,
Pero algo con lo que no quiero lidiar es con tu muerte.
Me obligo a asimilar que ya no estás.
Y aunque no niego que me duele saber que no volverás,
Voy a recuperarme y a terminar todo lo que dejaste inconcluso, ya verás.
Fotografía: Nik To
Curiosa y descarada; inflamada de realidades desconcertantes y aspiraciones líricas.