La llamada que me hiciste a las 3 AM y nunca contesté. Una carta de 8 páginas que me mandaste por mail. No te preocupes, tu chaqueta ya está en recepción. La chica que habla francés. Dos playlist, una para ella y una para mí. Princesa en griego antiguo. Tus camisas manchadas. Dos citas en 5 años. Tres libros, un par de vinilos y uno que otro CD. El peluche robado. Nuestros sofás rotos por movimientos lascivos. Tu carita de “Eres la puta que más querré en mi vida”. Dos boletas, un concierto y teatro para el alma.
Ser o no ser.
No, no ser.
Dos gatas y los perros que no eran míos. Elvis a todo volumen en mi habitación, diciéndonos al oído que sería para siempre. Las mil quinientas cartas regadas por tus escaleras. Escarcha y estrellas sobre tu cubrecama. Un collar de algún museo de no recuerdo dónde.
Nefertiti. Si. Siempre tu princesa.
Artemis. Si. Siempre tu guerrera.
Mis labios rojos y pestañina negra . El delineado en mis ojos y la lencería que te enloquecía. Canción animal en tu tocadiscos. Más movimientos lascivos. Realmente es lo único que existente entre los dos. Blue Hawaii y limonada de cereza. Dos malteadas y papás a la francesa
Aquel disparo dado a quemarropa, ese que me diste cuando mencionaste que nunca te enamoraste de mí. Unas trescientas canciones y dos poemas. Video games como despedida en un festival de música. El fragmento de mi libro favorito, ese que te dijo adiós.
Fotografía por Martin Canova
Déjà vu andante y dramaqueen de tiempos libres. Diseño, me gusta crear y a veces escribí @hoyestoyraro