Hay algo que me llama, me susurra despacio pero luego crece su voz.
Una nostalgia inmediata que me conduce a ti.
Ellas me llaman, las veo al dormir.
Son mis ancestros, las palmeras gigantes, el cuenco lleno de agua y una mujer junto a la leña.
La montaña dormida, los árboles que juegan, en el centro estás tú, me rodeas de magia y luego vuelas.
Ellas me hablan, quieren salir.
Son las palabras danzando en el aire, vagan por la tarde y reviven cada primavera.
El manto que cae de la cascada, la tierra fértil, unas pisadas que guían al viajero.
Ellas me encuentran, las dejo partir.
Fotografía por André van Tonder
Las palabras me visitan a todas horas del día y yo las invito a pasar.