He sido confinado al olvido.

Ahora lo sé, no hay vuelta atrás.

Encendiste un fuego en tu memoria

tres noches atrás y ahora, me derrito.

Intenté instalarme en un falso recuerdo:

erigir una cabaña de fantasía en un sueño

y vivir allí, tranquilo, hasta hacerme viejo.

Pero lo incendiaste todo, repito, ¡todo!

Lo que resta de mi recuerdo agoniza

entre cadáveres carbonizados.

Nadan entre fósiles oscuros

los últimos vestigios del amor

que, en conjunto, predicamos.

Soy un reducto de aquello que fui;

una mota de polvo que, con suerte,

inhalarás sin querer,

en un sueño nuevo.

Fotografía: Nik To