Jamás supe valorar tus flores de nuestro patio, valoraba más a las ardillas que se las comían, era gracioso verlas comer, susurrar y morir.
Pero, así es la vida, ¿no?
Escribo, pero desde que ya no estoy triste y estoy enamorado, ya no escribo, aunque podría escribir sobre lo que siento, pero nunca he escrito del amor, pero podría intentarlo.